
- 150 ml de agua
- 75 ml de leche entero
- 1 1/2 cucharadas de azúcar
- 1/2 cucharadita de sal
- 25 g de mantequilla
- 150 g de harina
- 5 g de levadura en polvo
- 2 huevos
- aceite para freír (oliva suave o girasol)
- azúcar
Una de las recetas de repostería típicas de la festividad de Todos los Santos, son los buñuelos de viento. Es una masa tipo choux, que se fríe en vez de hornear, los buñuelos de viento son fritos y rebozados en azúcar o azúcar con canela, si los rellenamos ya no son de viento, sino buñuelos rellenos, se suelen rellenar de crema pastelera, nata montada o trufa.
Tamizamos la harina y la levadura, reservamos.
Ponemos al fuego un cazo mediano con el agua, la leche, el azúcar, la sal y la mantequilla.
Cuando comience a hervir, dejamos un par de minutitos y añadimos de golpe la harina con la levadura que teníamos reservada.
Con una cuchara de madera trabajamos la masa hasta que toda la harina se incorpore y quede una bola de masa lisa y brillante que se despegue de las paredes del cazo.
Es importante que la bola de masa quede sin grumos.
Añadimos los huevos, uno a uno, de forma que no añadimos el segundo hasta que la masa haya absorbido totalmente el primero. Cuesta un poco que la masa absorba los huevos.
Ponemos una sartén al fuego con abundante aceite. Dejamos que el aceite no se caliente en exceso, yo lo puse a unos 165-170º, para que se hagan bien por dentro.
Con una cucharilla y ayudándonos de otra cucharilla, vamos cogiendo bolitas de masa del tamaño de una nuez, y las depositamos en el aceite. No rellenaremos en exceso la sartén, pues la temperatura del aceite baja y no dejaremos espacio a los buñuelos para que crezcan y se den la vuelta.
Los buñuelos van creciendo, y se dan generalmente la vuelta solos, sino vamos ayudándoles para que se doren por igual por todos los lados.
Los sacamos y vamos poniendo sobre papel absorbente cuando veamos que están bien doraditos.
Una vez fríos, si no los queremos rellenar, los cubrimos con azúcar y canela.
Si los vamos a rellenar, les hacemos un pequeño corte con una tijera y los rellenamos con ayuda de un manga pastelera y espolvoreamos con azúcar , solo rellenar la cantidad justa para consumir, ya que si se quedan rellenos durante mucho tiempo, tienden a reblandecerse.