
- 500 g de manteca de cerdo ibérico
-125 g de almendras molidas
-175 g de azúcar glas
-500 g de harina de repostería sin levadura
-canela molida (al gusto)
-azúcar glas para espolvorear
Hacer polvorones en casa es sencillo, lo que más tiempo nos llevara es tostar la harina y la almendra.
En esta ocasión lo he hecho de almendra y los he aromatizado con canela, pero se pueden hacer también con avellanas o cambiar la especie a vuestro gusto o ponerles rayadura de limón.
Hay que tener en cuenta alguna consideración:
Utilizar una almendra y manteca de la mejor calidad, podemos hacerlo con almendra molida, pero a mí me gusta más compra la almendra natural, tostarla y luego molerla con un procesador, la manteca mejor que sea ibérica y de buena calidad, queda luego mucho más suave en boca.
Para tostar la harina y la almendra podemos hacerlo en el horno, o en la vitrocerámica. Si lo hacéis en el horno extendéis la harina en una bandeja y las almendras en otra y a horneáis a 150ºC durante unos 30 minutos aproximadamente, dándoles vueltas cada 5 minutos, con cuidado de no tostarlas demasiado, ligeramente doraditas.
A mí me resulta más cómodo hacerlo en la vitrocerámica, pongo las almendras en una sartén y en una cazuela grande y alta, la harina, a fuego medio, damos vueltas sin parar, unos 20-30 minutos, con mucho cuidado de que no se nos queme, pues amargaría.
Dejamos enfriar la harina y las almendras.
Cuando estén frías, ponemos la almendra molida, la harina, la canela y mezclamos s hasta que tengamos todos los ingredientes integrados, añadimos la manteca a temperatura ambiente, y amasamos hasta que esté todo integrado.
Ponemos la masa entre dos láminas de papel vegetal y extendemos, con ayuda de un rodillo, intentando dejar a una altura de 1,5 cm, más o menos, introducimos en la nevera unas dos horas.
Pasado este tiempo cortamos con un cortapastas y los vamos poniendo en una bandeja de horno con papel vegetal, como la masa no se expande, no hace falta ponerlos muy separados.
Horneamos en horno precalentado a 170º, durante unos 15-20 minutos.
Los dejamos enfriar sobre una rejilla y una vez fríos los espolvoreamos con azúcar glas y los envolvemos en papel de seda.